¡Ay la palabra!
Ay, la palabra! Si fuéramos conscientes del poder que tiene seriamos más cuidadosos al utilizarla. La palabra no se la lleva el viento, queda clavada en nuestra alma, y jamás…
Ay, la palabra! Si fuéramos conscientes del poder que tiene seriamos más cuidadosos al utilizarla. La palabra no se la lleva el viento, queda clavada en nuestra alma, y jamás…
Era una oscura y fría noche de invierno. Una espesa cortina de lluvia se precipitaba contra la luna del coche sin darle tiempo al parabrisas a saludarla. Los faros antiniebla…
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