Sandra Ovies

 Recuerdo muy bien cuando todo comenzó. Fue empezando la estación del renacer, esa estación en la que se sale del largo sueño del invierno, y todo comienza a resurgir, ¡pero no fue así!  de repente todo se volvió oscuro, vació, tiste y poco a poco se fue instalado la desesperanza. Un virus se apodero del mundo y todo se volvió un gran ¡NO!

No se puede salir a la calle, no se puede abrazar, no se puede besar, no se puede ver a nuestros mayores, no se puede viajar…De repente nuestra libertad se esfumo amordazada por una insoportable mascarilla. De esto hace un año, y aun seguimos, y para largo…

Dicen que en esta vida todo sucede por algo; tal vez esto que estamos viviendo nos ha venido a enseñar que la mayor soledad que existe es estar acompañado por la persona equivocada por miedo a la soledad. Que toda decisión tiene su consecuencia. Que la vida es un paseo que se acaba en seguida y no merece la pena perder el poco tiempo que tenemos con personas que no merecen la pena. Tal vez nos ha venido a enseñar, a valorar a nuestros mayores, valorar el abrazo, el beso de unos padres ancianos, el poder verlos, el acurrucarnos en sus amorosos brazos, tener una conversación con ellos…a valorar a la familia, aunque siempre exentan pequeños desencuentros.

Tal vez ha venido a enseñarnos que el orgullo no conduce a ningún sitio, que tragarlo en muchas ocasiones es saludable; a que se caigan mascaras y veamos como son realmente ciertas personas; a llevarnos a un viaje interior de autoconocimiento y crecimiento personal; pero lo más importante, dejar que la venda se caiga de los ojos y comencemos a ver y aceptar, por doloroso que sea.

El día que esto acabe, me sentiré como un gatito desperezándome y estirándome después de un largo sueño. Como un gatito feliz, delante de la Tour Eiffel, que con paso firme y la lección aprendida inicia un nuevo ciclo.

Pero mientras esto acaba, me siento con esa pasta rellena de mermelada, con carita triste y puesta del revés que nada en una taza de dudas, y recuerda que no que no hay mayor ciego que el que no quiere ver.

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Un comentario en «El día que esto acabe»
  1. Y si Paris es el destino del final de una era de mascarillas, al menos para desperezarse en la ciudad de la luz y del amor….

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