Lecciones de amor

Con tu pelo blanco roto salpicado con alguna raya color oro y unos expresivos ojos azules, así llegaste a mi vida. Tengo que reconocer que nuestros inicios no fueron fáciles y que nos costo entendernos y comprendernos.

Lamentablemente desconozco por las difíciles circunstancias por las que has tenido que pasar, ya que en la protectora me dijeron que te habían encontrado vagando por las calles. Sin lugar a dudas esas experiencias te marcaron; llegaste muy nervioso y con ganas de tirar todo lo que encontrabas a tu paso. Poco a poco, y después de tener que pasar la difícil situación de ver partir a tu persona favorita de este mundo, te has quedado conmigo.

Mi querida bolita de pelo, me has demostrado una y otra vez lo incondicional que es tu amor y, la grandísima sensibilidad que tienes para adivinar mis estados de ánimo, estas a mi lado cuidándome y dándome todo tu apoyo siempre que te he necesitado, siempre he encontrado esa patita rosa y esponjosa para apoyarme.

Me encanta tu carácter, y ahora me rio de las muchas travesuras que me has hecho, como aquel día que estaba escribiendo un e-mail y lo enviaste un momento que me ausente del ordenador, porque querido mío, te encanta el ordenador y jugar con el ratón.

Un quince de agosto de hace casi dos años entraste en casa, siendo una bola de pelo naranja y blanco. Siendo una miniatura de tres semanas que apenas caminaba y que le sobraba espacio en la palma de mi mano. Una cosita despeluchada, anémica, llena de pulgas y lombrices. Una miniatura famélica que me indigno mucho la situación en la que te tenían.

Siempre has sido la mimada de la casa, y has hecho y haces lo que te da la gana. Ya desde el primer momento dejaste ver tu carácter. Desde que pusiste una patita fuera del trasportín y nos miraste con esos ojos ¡que decían me voy a comer el mundo!

Poco a poco has ido desarrollando tu carácter, eres pura energía; juguetona, traviesa y buena.

Con tus peculiaridades siempre sacas una sonrisa. Eres una golosa incorregible, te encanta el agua, meterte en la nevera, el helado de menta con chocolate. Evidentemente el dulce lo hueles, pero no lo pruebas.

No paras de jugar con tu peluche favorito, y cuando me percibes triste compartes tu bien más preciado conmigo, que es tu maltrecho peluche, para que juegue contigo.

Sois dos angelitos de cuatro patas que todos los días me dais una lección de amor incondicional.

¡Gracias por estar en mi vida!

«Los animales son sensibles, inteligentes, divertidos y entretenidos. Debemos cuidarlos al igual que hacemos con los niños»

Michael Morpurgo

Autor

2 comentario en “Lecciones de amor”
  1. Privilegiada por conocer tu Blas y Canela… me encantan!!!! Como todos tus escritos sigo esperando continuacion de tus libros editados jejeeej

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